En los 80 y 90, el concepto de mindset estaba enfocado en resultados: lograr y ganar. Tener un ‘mindset poderoso’ significaba crear para generar. Sin embargo, la evolución de las sociedades, la expansión de conciencia y el despertar espiritual ha marcado a las nuevas generaciones y salpicado con su postura a las anteriores. Esto no sólo ha modificado nuestros hábitos y prácticas, sino que, al menos en el espectro del mindset, ha revolucionado su alcance para expandir la idea de que todo y todos somos energía.
Si todo es energía, entonces cada movimiento es un impulso energético y el resultado de la energía que le imprimimos; es decir, de la intención que ponemos en él. Intención es igual a energía en acción. Al decir intención o intencionar, en realidad nos referimos a mover la energía disponible para llegar al resultado. Así, poner intención a cada paso en la carrera de tu vida, pide de ti accionar tu energía para llegar a la meta.
Cuando diseñé estos mindset runs pensé en 3 básicos para intencionar cada paso en tu carrera, pero con impacto en la ruta de tu propia vida. Estos son: paso, velocidad y dirección, y la diferencia entre cada uno de ellos.
Para comenzar, es importante tener claro que no hay camino sin presencia ¿Qué energía pide el momento presente? Por ello, el hint de mindfulness en cada uno de los runs es: encuentra tus pies. Iniciamos con reconocer el aquí y él ahora: elijo a partir del momento presente. Si mindset es igual a mente fija, el propósito de cada uno de los runs es acompañarte a que -momento a momento- tú elijas qué energía metes en tu run, y por lo tanto, en tu vida con un mindset muy claro de a dónde quieres llegar.
El primer básico es paso. No puedes correr sin dar el primer paso: un pie enfrente del otro. A veces creemos que para llegar hay que dar un salto, pero el camino se construye paso a paso bien claro en quién eres para saber a dónde vas. Sólo empieza y confía en la ruta. Si tratas de controlar lo que ocurre del punto A al punto B probablemente nunca te sentirás lo suficientemente listo para comenzar. Para completar un run sólo hay que empezar.
El segundo es velocidad, pura energía activa. Pero no sólo es inyectar fuego a tu run, es tener un propósito en la carrera: qué hay del otro lado y en quién necesitas convertirte para llegar. No corras por correr, hazlo por algo más grande. Aquí importa tu actitud y estado de ánimo: siempre puedes correr con un corazón alegre e impactar a otros con tu energía para inspirarlos a ir contigo. Sí, la velocidad es vital en una carrera, pero no para llegar más rápido, sino para construir un camino poderoso que inspire a los que están cerca de ti a ver que para ellos también es posible.
El tercero es dirección. Tu dirección es más importante que tu velocidad. Saber a dónde vas es el móvil para dar pasos e inyectar energía en ellos que te acerquen a tu meta. En este punto, una dirección clara es lo que sostiene tu carrera: no es llegar antes, es llegar con pasos firmes. Si la velocidad no impacta tu dirección, entonces corre tu propia carrera. La competencia es personal, de ti contigo. Enfócate en quién serás al final del camino. No se trata de lo que quemas, sino de lo que construyes bien claro de cuál es tu meta. Tú vas en tu propio carril y siempre puedes elegir el paso, la velocidad y el mindset para avanzar.
Empieza: un pie enfrente del otro, métele fuego a tu corrida y no pierdas el foco hacia dónde vas.