A raíz de la pandemia por COVID-19, nuestro estilo de vida cambió radicalmente. Hemos tenido que adaptarnos a nuevas formas de hacer todo lo que conocíamos y parte de esta nueva normalidad también nos puso ante el reto de encontrar nuevas formas de seguir haciendo ejercicio desde casa, ya sea en la sala, cuarto, balcón, azotea o cualquier otro buen espacio.
Tal vez para nosotros que amamos tomarnos fotos post workout, el hecho de que los gimnasios cerraran fue un golpe en el corazón y aunque nos puso en jaque, no quiere decir que todo esto fue en vano. El medio ambiente sí que se vio favorecido con todo esto. ¿Por qué? Te lo decimos.
Pensemos en todo el consumo y desechos que generamos cuando vamos a un gimnasio o estudio fitness: iniciando con algo muy importante como la luz eléctrica generada por todos los aparatos, los litros de agua gastados en las duchas, las botellas de plástico desechadas y todas esas toallitas desinfectantes. Estos son solamente cuatro ejemplos que podemos considerar al momento de evaluar cómo nuestro ausentismo ayudó a reducir el impacto ambiental.
Y aunque tal vez hacer ejercicio en casa no es para nada igual por el simple hecho de no poder socializar o motivarte con la persona de al lado, pensemos en que le pudimos regresar algo bueno al ambiente estando en casa y utilizando nuestras propias toallas o buscando nuevas rutinas en la aplicación de Síclo+.
En esta nueva normalidad en la que los gimnasios están abriendo nuevamente sigamos pensando en el futuro del planeta y tratemos de contaminar lo menor posible portando tu termo con agua y haciendo uso responsable de las instalaciones.