Desde que la epidemia del COVID-19 empezó en China, todos nosotros nos hemos visto en la necesidad de permanecer en un periodo de aislamiento social y restricción de personas que potencialmente han estado expuestas a este virus. Sin embargo, las autoridades y los centros de salud se ha dado cuenta que este confinamiento y aislamiento tiene consecuencias en la salud mental de todos.
Un estudio publicado por la revista británica especializada en medicina Lancet afirma que el miedo y la soledad que afrontamos durante la cuarentena, trajo consigo varios efectos psicológicos. Los autores del artículo llegaron a la conclusión de que son tres principalmente: estrés postraumático, confusión e ira, además de ansiedad.
Los especialista aseguran que los factores que más estresan a las personas aisladas son los siguientes: no conocer el tiempo que va a durar la epidemia, temores a infectarse, frustración, aburrimiento, suministros o información inadecuados, posibles pérdidas financieras y el estigma de la enfermedad si alguien llega a contagiarse.
Asimismo, tener antecedentes de problemas de salud mental se asocia con ansiedad e irritabilidad en general, hasta 4-6 meses después de la liberación de la cuarentena. Es por eso que después de este periodo, muchas personas continuarán con conductas de evitación y paranoia que conduce a conductas como evitar a las personas que tosen o estornudan, rehuir los lugares cerrados e incluso los espacios públicos, etc. Estos mismos estudios afirman que habrán varios cambios de comportamiento a largo plazo, como el lavado de manos constante y la evitación de multitudes, aún cuando exista el regreso a la normalidad.
Las investigaciones muestran que cuando la gente obtiene información sobre la naturaleza de la enfermedad y los beneficios de la cuarentena, toleran mejor la cuarentena y se incrementa el cumplimiento de los lineamientos.
Por otro lado, el sitio de Psychology Today apunta que “es mucho más fácil lograr que la gente acepte entrar a una cuarentena convenciéndolos y ofreciéndoles información que forzándolos. Eso aumenta su sentido de agencia y reduce la impotencia porque se vuelven participantes activos dentro de sus circunstancias. Este es un concepto psicológico importante. Cuando se enfrentan a presiones externas, la sensación de agencia le permite a la persona sentirse más como un sobreviviente que como una víctima, incrementando su sensación de control“. Por esta misma razón, mantener a la gente informada sobre las consecuencias de romper la cuarentena y explicarle cómo el aislamiento salvó miles de vidas, puede convertir a la cuarentena de una imposición a un verdadero acto de altruismo.
Un factor estresor tras la cuarentena es el estigma. Los participantes de varios estudios aseguraron que hay personas que los trataban de manera diferente; evitándolos, retirando invitaciones sociales, tratándolos con miedo y sospecha y haciendo comentarios críticos. Este tema deja muy en claro la necesidad de que los funcionarios de salud pública brinden información rápida y clara en sus mensajes para evitar estigmatizar las actitudes del público en general.
Lo que debe quedar claro es que el confinamiento reduce la transmisión de la enfermedad. Es necesario a partir de un punto de vista epidemiológico. Sí, tiene efectos en el bienestar mental de todos los involucrados, sin embargo es responsabilidad de la comunidad ayudar a los más vulnerables en nuestra sociedad a superar estos tiempos difíciles.