Todos en algún momento hemos sido víctimas de la holgazanería. Por ejemplo, cuando dejas alguna tarea pendiente para mañana porque te da flojera hacerla hoy. No hay de qué preocuparse si de vez en cuando se pospone alguna actividad por falta de tiempo. El problema radica cuando postergamos de forma recurrente.
¿Te identificas con estos ejemplos? Si es así, no te pierdas este artículo porque te daremos los mejores tips para que dejes de procrastinar. Además, te brindaremos algunas herramientas para que puedas aprovechar mejor tu día a día y lograr una mayor productividad en tus quehaceres. Así que busca tu libreta, lápiz y ¡manos a la obra!
Este mal hábito se define como: postergar cualquier actividad importante cuando no tenemos suficientes ganas de hacerla, a pesar de tener la oportunidad para llevarla a cabo. En su lugar, preferimos realizar otras tareas que encontramos más sencillas o satisfactorias de hacer. Es importante destacar que actualmente es un hábito muy común que afecta a muchas personas, y no necesariamente se asocia con déficit de atención.
El hecho de posponer actividades se ha vuelto muy común hoy en día. Todos en algún momento dejamos de recoger el cuarto porque da flojera, o postergamos la tarea de matemáticas para luego, e incluso nos atrasamos con el trabajo y decimos: «mejor para mañana».
Otro ejemplo muy común es cuando debemos hacer una diligencia. Sin embargo, en lugar de ir se te ocurre quedarte en casa jugando videojuegos o leyendo algún libro.
También nos encontramos ante esta situación cuando decidimos postergar el ejercicio para mañana porque el clima está muy feo para salir a caminar, porque no tenemos los equipos suficientes o incluso porque nos da fastidio y podemos hacerlo al día siguiente.
Seguramente cualquiera de estos ejemplos o alguna situación similar te ha pasado más de una vez. En todos estos casos, hemos sido poseídos por la pereza. Y a pesar de que algunas de estas tareas puedan ser importantes, de igual forma se dejan a un lado.
Entonces, ¿a qué se debe este hábito? Muchos creen que es debido a la pereza del momento. Sin embargo, según estudios realizados por psicólogos, existen unos factores emotivos que están relacionados con el acto de aplazar labores.
Una de las causas principales es la baja autoestima, el miedo al fracaso y el perfeccionismo. Tim Pychyl, miembro del grupo de Investigación sobre Procrastinación en la Universidad de Carleton en Ottawa, Canadá y profesor de Psicología, afirma que aplazar las actividades de manera recurrente se relaciona con el manejo de emociones y no con la gestión del tiempo.
Aunado a esto, otra causa bastante común es sumarle más obligaciones o quehaceres a nuestra rutina cotidiana. Por ejemplo, si en tu día a día no acostumbras practicar algún deporte o no tienes el hábito de leer, puede que al inicio se te haga un poco más difícil realizar estas actividades.
Otro motivo por el cual solemos aplazar labores es cuando tenemos que hacer alguna tarea con un grado de alta dificultad. Normalmente la dejamos para otra ocasión porque no nos sentimos capaces de realizarla.
Además, la inseguridad también conlleva a sentir frustración por nuevas tareas. Por lo tanto, para no sentirnos mal, a veces buscamos la forma de esquivar esas actividades para evitar un fracaso, es decir, procrastinamos.
Al postergar una tarea sentimos que nos quitamos un peso de encima. Este alivio momentáneo, según los expertos, es lo que provoca repetir este hábito una y otra vez, ya que sentimos una leve recompensa al sentirnos mejor.
Sin embargo, esa sensación de alivio por aplazar alguna tarea dura muy poco. Otros estudios científicos especializados en sentimientos de culpa han demostrado que la procrastinación genera más ansiedad y estrés.
Hay muchos motivos para dejar de procrastinar. El primero es que este mal hábito perjudica a la larga nuestra salud física y mental, ya que se puede presentar ansiedad, estrés crónico, síntomas de depresión, malos hábitos de salud, además de que afecta el estado de ánimo, e incluso puede provocar hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares.
Otra razón para alejar este mal hábito de nuestras vidas es que reduce la capacidad productiva y a su vez también impide trazarnos metas y cumplirlas. Si posponemos tareas constantemente nos sentimos abrumados cuando llega el momento de afrontarlas, lo que también puede perjudicar nuestra capacidad de concentración.
Lo primero que debemos hacer para dejar de procrastinar es tener fuerza de voluntad para darle a nuestra vida ese giro tan necesario. Relacionado a esto, es importante conocer cuáles son las consecuencias a largo plazo de mantener este hábito tóxico para así tomar consciencia de nuestras acciones.
De esta forma, lograremos poco a poco salir de este estilo de vida cero saludable y nos enfocaremos en afrontar las situaciones importantes de nuestro día a día, lo que nos permitirá avanzar y ser unas personas más productivas. Recuerda que ¡todo es cuestión de ganas y una buena actitud ante la vida!
Todos nos hemos hecho esta pregunta alguna vez. Pero descuida, en esta sección te ayudaremos a identificar si eres o no un procrastinador mediante las siguientes preguntas:
Si las respuestas son correctas, sin duda alguna eres un procrastinador. Pero aunque parezca difícil de creer, existen distintos tipos y te vamos a describir algunos a continuación para que aprendas a identificarlos:
Y tú, ¿qué tipo de procrastinador eres?
Por otro lado, el autor del blog Wait But Why, Tim Urban (graduado en Harvard, Estados Unidos), definió dos tipos de procrastinación:
Ambos tipos de procrastinación son un problema, ya que en el primer caso, cuando hay un plazo de entrega solemos dejar las tareas para última hora. Por otro lado, si las tareas no tienen un plazo de entrega, estas siempre se postergan y nunca se finalizan.
En las siguientes imágenes podemos observar según Urban, cómo funciona el cerebro de alguien que procrastina y alguien que no tiene este hábito:
Este hábito de postergar sirve como recompensa para sentirnos mejor ante una situación, de hecho puede volverse adictivo. Sin embargo, este mal hábito se puede corregir perfectamente con constancia y esfuerzo. De lo contrario, nos puede afectar en la vida cotidiana, en nuestras metas tanto personales como profesionales e incluso en nuestra salud.
Lo ideal es cambiar la recompensa que tiene procrastinar por alguna otra cosa que igual sea satisfactoria, pero que a su vez nos ayude a progresar con las tareas pendientes. De esta forma, nos sentiremos mejor a la hora de enfrentarnos con esas actividades que creíamos difíciles de ejecutar.
Tim Urban nos hace reflexionar sobre la importancia de tener consciencia acerca de este hábito y así poder emplear diversas estrategias para no dejar todo a última hora. A pesar de que cuando aplastamos tareas al principio sentimos una sensación de alivio, luego entramos en un estado de estrés y ansiedad porque tenemos muchas labores acumuladas, lo que Urban llama «el monstruo del pánico» o «panic monster».
La dilación, o el aplazar las cosas, no es mala si se emplea de vez en cuando, incluso un pequeño descanso entre las tareas nos ayuda a ser más productivos. El problema radica cuando postergamos una tarea de manera frecuente.
Lo más importante es que no convirtamos la dilación en un hábito. Para ello existen distintas técnicas y herramientas que podemos utilizar para mejorar nuestra rutina y ser más productivos.
Muchos piensan que nunca podrán salir de ese círculo vicioso en el que están metidos, pero no es cierto. A veces nos dejamos llevar por ciertos factores que nos impiden seguir adelante con nuestra vida.
Aunque pueda ser una tarea imposible, dejar el hábito de posponer es algo totalmente alcanzable. Solo necesitamos mucha organización, ganas y fuerza de voluntad para lograrlo. Así que a continuación, te vamos a dar una lista con tips para decirle adiós a la dilación:
Además de seguir estos consejos, lo más importante es que definas un propósito que te permita darle sentido a todo ese empeño que pones diariamente. De esta forma, tendrás una motivación extra que te ayudará a dejar este hábito. También es importante que elimines cualquier posible distracción que te desenfoque de tus objetivos. Cuando realices una tarea, aléjate de la computadora, el teléfono, las redes sociales y cualquier otro artefacto que te distraiga.
La postergación es un hábito que se puede eliminar a corto plazo con esfuerzo y estos tips que te dejamos en este artículo. La idea es sustituir la dilación por otro estilo de vida más saludable que se alinee a tus objetivos personales, profesionales, y te ayude a alcanzar tus metas.
¡No lo dejes para mañana! Este cambio tan importante en tu vida solo requiere constancia y paciencia. Además, es importante que siempre enfrentes cada reto con una actitud positiva y mucha motivación, así que no te rindas.