La industria alimentaria es una de las que constantemente se encuentra en innovación, tanto en sabores, colores, conservadores y nutrientes que pueda darnos un extra en nuestros días. Pero, gracias a toda la información que esta innovación arroja, también podemos saber que tan natural es todo lo que comemos.
Con el auge de la alimentación orgánica y ‘limpia’, la industria se ha encargado de ofrecer una mejor calidad en la producción de sus alimentos, pero es un hecho que hasta ahora los alimentos procesados siguen siendo líderes en el consumo.
Por definición, un alimento procesado es un alimento al que se le han realizado una serie de operaciones mecánicas o químicas para cambiarlo o conservarlo y normalmente los encontramos en cajas o bolsas herméticamente selladas. Algo característico de ellos, es que a pesar de aparentar ser solo un grupo de alimentos, las etiquetas contienen más de un elemento en la lista de ingredientes.
¿Cómo saber si es un alimento procesado? Lo más fácil es justamente al mirar la etiqueta y ver que se encuentra hecho de ingredientes que no podríamos encontrar en nuestra alacena. De toda formas, el hecho de que contengan más de un elemento para poder conservarse no siempre significa que no sean buenos para la salud, por ejemplo el yogur griego, mantequillas de frutos secos, caldo orgánico, tofu, verduras congeladas y frijoles enlatados, son algunos de ellos, y todos en su mayoría, forman parte de los recomendados por nutricionistas para un sano estilo de vida.
Por otro lado, existe otro gran grupo que es considerado justamente el causante de la mala fama de los alimentos procesados, por supuesto hablamos de los congelados. En las grandes cadenas de supermercados podemos encontrar infinidad de alimentos que siendo sinceros, siempre sacan del apuro, por ejemplo: pizzas, nuggets, helados, hamburguesas, pastas, postres, tortillas e incluso, hasta verduras preparadas.
Y aceptémoslo, entre semana o incluso los fines de semana lo más fácil muchas veces es abrir el refrigerador, calentar en el microondas y “disfrutar”.
En este artículo veremos el lado positivo y negativo de consumir alimentos procesados, cómo sustituir los altamente nocivos para la salud y también cómo mezclarlos de forma correcta con una alimentación saludable.
Entre las diferentes formas de consumir alimentos, existen cuatro clasificaciones que nos ayudarán a distinguir de lo más sano o ‘limpio’, hasta lo más procesado. Según el grado de manipulación, los alimentos procesados se pueden clasificar en:
En este grupo entran frutas, verduras, huevos, carne, leche, prácticamente todo lo que conocemos o nos presentan como natural.
Estos los ubicamos como los condimentos para cocinar, darle sabor a la comida o justamente conservarla por más tiempo. Algunos ejemplos de estos alimentos son grasas o hierbas aromáticas que se guardan en frascos o en el refrigerador para utilizarlos después.
Son los alimentos que se obtienen al combinar alimentos de los dos grupos mencionados antes, para obtener los múltiples productos alimenticios de uso doméstico, por ejemplo, pan, mermeladas y harinas. A ellos se les puede agregar endulzantes, colorantes o conservadores.
Uno de los más característicos almidones modificados e ingredientes que rara vez se usan en la cocina casera, como la proteína de soja o la carne separada mecánicamente. Estos alimentos son principalmente de origen industrial, tienen un alto grado de procesamiento y se caracterizan por un buen agrado y el hecho de que pueden almacenarse durante mucho tiempo.
Este último grupo suele ser el más nocivo para la salud y a decir verdad, uno de los más fáciles de consumir. La mayoría de los alimentos con un alto nivel de procesamiento contienen ingredientes que podrían ser dañinos si se consumen en exceso, como grasas saturadas, azúcar agregada y sal. Estos alimentos también contienen menos fibra dietética y menos vitaminas que los alimentos frescos o integrales.
Un gran estudio de Trusted Source, que involucró a más de 100,000 personas adultas, encontró que comer un 10% más de productos procesados se asoció con un aumento de más del 10% en los riesgos de enfermedades cardiovasculares, enfermedad coronaria y trastornos cerebrovasculares.
Los investigadores llegaron a esta conclusión después de tener en cuenta la ingesta de grasas saturadas, sodio, azúcar y fibra.
Otro gran estudio de Trusted Source, que involucró a casi 20,000 adultos, encontró que comer más de 4 porciones de alimentos procesados al día estaba relacionado con un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa. Por cada ración adicional, el riesgo de mortalidad por todas las causas aumentó en un 18%.
Teniendo esta información, te presentamos algunas recomendaciones de alimentos procesados que son considerados como prohibidos para un estilo de vida saludable:
Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los alimentos procesados como el tocino y los hot dogs o perros calientes pueden clasificarse como carcinógenos. Esto se debe a la cantidad de nitratos que contienen. El estudio los consideró tan malos como los cigarros.
Podríamos asustarnos y pensar que casi todo lo que deseamos comer es malo para la salud y que el procesamiento de los alimentos es lo peor. Aquí es cuando llega una pregunta que cada vez es más común:
Nos encontramos en una época en la que lo atractivo de lo natural frente a lo artificial o sintético es muy evidente. Inmediatamente relacionamos lo natural con lo sano y todo este pensamiento proviene de nuestra exposición a la sociedad industrial en donde nosotros mismos hemos construido una idea extrema de lo que es bienestar y lo que es nocivo para la salud. Rodeado de productos químicos, artificiales y sintéticos, con azúcares añadidos, conservantes, colorantes y saborizantes, consumir productos naturales nos da esa esperanza en este mundo lleno de químicos.
Saber si lo natural siempre será mejor que lo procesado, es un poco más complejo de lo que podríamos pensar.
Por lo tanto, la palabra y el concepto de "natural" es en gran parte un atractivo emocional. También es posible que te sorprendas de que la palabra en sí esté muy poco regulada. Existe muy poca o vaga regulación sobre el uso de la palabra "natural" y se puede aplicar a la mayoría de las cosas, no hay criterios estrictos para colocar la etiqueta "natural" en un producto, recordemos que recientemente se implementó una regulación mayor en las etiquetas engañosas en donde la mayoría de los productos que se marcaban como naturales, no lo eran, por lo que saber hoy en día (a menos que se tenga un huerto en casa), que lo que consumimos es 100% natural, es muy complejo.
No todos los alimentos procesados son dañinos para la salud. De hecho, algunos alimentos naturales contienen toxinas y un procesamiento mínimo puede hacerlos más seguros y como anteriormente mencionamos, podemos encontrarlos recomendados en diversas dietas recetadas por especialistas de la salud.
Aquí algunos ejemplos de alimentos procesados que no representan un riesgo para la salud:
El queso elaborado con leche de animales 100% alimentados con pasto es el más rico en nutrientes y también contiene ácidos grasos omega-3 y vitamina K-2.
Según varios estudios, el queso y los productos lácteos en general, podrían funcionar para proteger los dientes de las caries. En un estudio danés de 2015, más niños con una ingesta de lácteos superior a la media no tenían caries después de tres años que aquellos con una ingesta inferior a la media.
Es importante recordar que cualquier extremo es malo, no se trata de eliminar los alimentos procesados de nuestra dieta, pero sí de hacer los cambios o sustituciones necesarias en ellos para poder mantener un estilo de vida balanceado y dejar atrás los malos hábitos.